Liderar durante una crisis requiere de habilidades que son útiles más allá de la propia crisis


Winston Churchill dijo una vez, “nunca desperdicies una buena crisis”. La crisis del Covid-19 ha expuesto a una dura realidad a muchas empresas: problemas en la alta dirección. Pero también ha servido como oportunidad para que las organizaciones se replanteen quiénes son sus líderes, qué valores representan, y cómo contratan, trabajan, desarrollan y fidelizan a las personas.

En su intervención en el evento de ManpowerGroup Talent Solutions, Transform Talent, el Dr. Tomas Chamorro-Premuzic, Director de Innovación de ManpowerGroup, que lleva más de 20 años estudiando las tendencias de liderazgo y a las personas que lo ejercen, afirma que, desde el punto de vista de la investigación, la pandemia ha sido un fascinante experimento de liderazgo para observar.

“Nunca en la historia moderna hemos tenido la posibilidad de observar una prueba de liderazgo de tales proporciones en la que prácticamente todos los líderes en el mundo se enfrentan al mismo problema al mismo tiempo”, afirma el Dr. Chamorro-Premuzic, que continúa: “tenemos un mar de datos ubicuos y en tiempo real, disponibles y accesibles para todo el mundo, que nos permiten evaluar el rendimiento de los líderes”.

Durante su discurso de apertura, el Dr. Chamorro-Premuzic abordó cuatro tendencias que las organizaciones no pueden ignorar:

Al estudiar la crisis en tiempo real, el Dr. Chamorro-Premuzic señala que la pandemia ha puesto de manifiesto las deficiencias del liderazgo en muchas organizaciones. Pese a que los líderes incompetentes y no cualificados pueden subirse al carro en tiempos de prosperidad, cuando se presenta una crisis de esta magnitud no hay donde esconderse.

Entonces, ¿qué habilidades de liderazgo son las mejores para sortear una crisis? Spoiler: las mismas que en tiempos sin crisis.

“Atributos como la inteligencia, la capacidad de tomar decisiones racionales y basadas en datos, la curiosidad, la capacidad de aprender de oportunidades nuevas y sin precedentes, la humildad, comprender tus limitaciones, ser consciente de lo que no sabes y buscar ayuda o apoyo de los demás, la empatía, la capacidad de conectar con los demás cuando tienen dificultades, la resiliencia, la capacidad de mantener la calma y ser un faro de tranquilidad para los demás y, por último, la integridad” comenta el Dr. Chamorro-Premuzic.

Aunque la pandemia ha creado una oportunidad para cambiar el rumbo del liderazgo, nunca debería haber llegado a este punto. Sobre esto, el experto comenta que “no deberíamos haber necesitado una pandemia mundial para llegar a la conclusión de que las personas, grupos, organizaciones y sociedades suelen estar mejor cuando los líderes son inteligentes, amables y honestos. Pero, por desgracia, sí nos ha hecho falta el Covid-19 para recordar que esto es así”.

 

Auge imparable de la Diversidad, Equidad e Inclusión (DEIB)

Antes incluso de la pandemia, se habían incrementado los esfuerzos para hacer que los lugares de trabajo fueran más diversos, equitativos, inclusivos y hospitalarios, donde todos sintieran que pertenecían. El COVID y otras presiones sociales externas están obligando a todas las empresas a ser más flexibles y a acelerar los esfuerzos para aumentar o mejorar sus medidas de DEIB. Pero el Dr. Chamorro-Premuzic advierte que esto crea nuevos retos, ya que tradicionalmente ha sido más fácil contratar a personas iguales entre sí.

“Las empresas que ahora hablan de diversidad e inclusión siguen diciendo que contratan por cuestiones culturales. Y ambas son en cierto punto incompatibles. No puedes contratar solo por ajuste cultural, pero tampoco concentrar tus esfuerzos de contratación en atraer a gente que encaje y se parezca al resto de trabajadores y, simultáneamente, abogar por la diversidad y la inclusión” dice el Dr. Chamorro-Premuzic, que ahonda diciendo que “todavía hay una gran curva de aprendizaje por delante. Pero sabemos que basarse en los datos puede realmente ayudar a las organizaciones a construir equipos al atraer a personas que son complementarias al equipo y a la organización”.

Este cambio debería empezar por los cargos de liderazgo, hacer esto ayudará a los esfuerzos de una empresa para cambiar la cultura de arriba abajo.

“Si se quiere diversificar la cultura y hacerla más inclusiva, la contratación de líderes inclusivos es un buen enfoque. Traer a líderes que son diferentes y permitirles expresar y aportar algo nuevo a la dinámica de liderazgo hará más por el avance del DEIB que otras iniciativas”, concluye el directivo.

 

Humanizar el trabajo en la era de la inteligencia artificial

No necesitas ser un experto en tecnología para entender que, en los últimos años, las personas se han visto empujadas a depender de la tecnología más que nunca. Antes de la pandemia, la preocupación principal era que los trabajos, las carreras y las tareas se automatizaran y fueran realizadas por la inteligencia artificial. Pero el Dr. Chamorro-Premuzic considera que, desde las primeras fases de la pandemia, nos hemos automatizado a nosotros mismos.

“Nos han despojado de mucha creatividad, improvisación y de nuestra habilidad para para vivir y trabajar de manera innovadora”, cuenta el Dr. Chamorro-Premuzic. “Por supuesto, hemos tenido que hacer esto para preservar y mantener nuestra salud y bienestar, pero al hacerlo, también estamos ayudando a que los algoritmos mejoren”.

El reto para los líderes ahora es volver a humanizar el lugar de trabajo, sobre lo que el experto afirma: “cuando volvamos a un cierto nivel de normalidad o a medida que le mundo híbrido se convierta en algo más normal y habitual que el simple trabajo a distancia, tenemos que encontrar la forma de permitir que las personas conecten con los demás, construyan relaciones significativas y cumplan o actúen de forma creativa.”

 

Un mundo híbrido

El trabajo se orienta cada vez más en el cómo se hace y no en el dónde. Aunque el modelo híbrido es muy prometedor, el Dr. Chamorro-Premuzic advierte que podría abrir la puerta a la injusticia y a la desigualdad: “para que el trabajo híbrido funcione es necesario un enfoque muy riguroso basado en datos, que realmente evalúe el rendimiento de las personas, cómo se sienten con el trabajo y tenga en cuenta las circunstancias del empleo”, dice el Dr. Chamorro-Premuzic. “Cuando se reabrieron las oficinas por primera vez, los hombres eran más propensos a volver que las mujeres. También hemos visto a lo largo de la pandemia que las mujeres han sido mucho más propensas a asumir una gran cantidad de trabajo extra no remunerado en casa".

A pesar de los continuos desafíos de la pandemia, las organizaciones pueden aprovechar este momento como una oportunidad para examinar a fondo no sólo el desempeño de sus líderes, sino también la forma en la que tratan a su gente. Los directivos que son curiosos, humildes, éticos y empáticos ya tienen las habilidades más adecuadas para ser buenos líderes, tanto en tiempos de crisis como de no crisis.